Las áreas protegidas son vitales para la conservación del oso andino en Bolivia

BIODIVERSIDAD. Un estudio abarcó un área de 38.000 km2 donde vive el oso de anteojos. Bolivia y Perú concentran el 70% del hábitat global de la especie.

Los osos andinos (Tremarctos ornatus), la única especie de oso en Sudamérica considerada amenazada según la Lista Roja de la UICN, tienen una presencia significativamente mayor en áreas protegidas del norte de los Andes bolivianos, donde la actividad humana es mínima. Las áreas protegidas son vitales para su supervivencia, mientras que las carreteras y la expansión humana tienen un impacto negativo.

Así lo refleja un nuevo estudio científico publicado en el Journal for Nature Conservation, y que constituye la investigación más grande de su tipo jamás realizada para los osos andinos y que abarcó un área de 38.000 kilómetros cuadrados.

El estudio determinó que la presencia de los osos andinos llega al 80% en áreas protegidas, mientras que aumenta en zonas de difícil acceso para los humanos, por lo cual disminuye considerablemente cerca de caminos y asentamientos humanos.

Un amplio estudio

Un equipo multinacional de investigadores de Wildlife Conservation Society (WCS) y de la Alianza para la Conservación del Oso Andino, realizó monitoreos de ocupación basados en señales en el área, similar al tamaño de Taiwán.

Al documentar más de 1.000 señales de actividad, incluyendo senderos, sitios de alimentación y huellas, la investigación ofrece una de las evaluaciones más completas hasta la fecha sobre la presencia del oso de anteojos en esta zona crítica de los Andes Tropicales.

El doctor Rob Wallace, director del Gran Paisaje Madidi-Tambopata y autor principal del estudio, afirmó que “nuestros resultados muestran que los osos andinos prosperan en las áreas protegidas de la región, así como en las unidades de conservación definidas por expertos, pero su presencia disminuye drásticamente en áreas cercanas a caminos y asentamientos humanos.”

Principales hallazgos

  • Alta ocupación en zonas protegidas: la presencia de osos andinos fue del 80% en parques nacionales como Madidi, Cotapata, Apolobamba y Bahuaja Sonene, en comparación con el 59% fuera de ellos.
  • Zonas clave de conservación validadas: la mayor ocupación se registró en la Unidad de Conservación del Oso Andino Andes Centrales #4 (Sur de Perú–Norte de Bolivia), lo que valida evaluaciones previas de expertos y subraya la importancia de esta región para la biodiversidad del bosque nublado.
  • Presión humana: la presencia de osos disminuyó considerablemente cerca de caminos y asentamientos humanos.
  • Altitud y pendiente inciden: la ocupación aumentó con la altitud y la inclinación del terreno, lo que sugiere que estos osos tímidos y discretos, prefieren zonas de difícil acceso para las personas.

El oso de anteojos

El oso andino (Tremarctos ornatus), también conocido como oso de anteojos, está catalogado como Vulnerable por la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) y enfrenta amenazas a lo largo de su distribución debido a la pérdida de hábitat y a los conflictos con humanos. Bolivia y Perú albergan en conjunto el 70% del hábitat global de esta especie, por lo que la región es clave para su supervivencia a largo plazo.

El uso innovador de modelos de ocupación y señales detectadas en campo demuestra una herramienta de monitoreo rentable y escalable que puede guiar la planificación de conservación no solo en Bolivia, sino en toda el área andina.

El coautor doctor Robert Márquez, de la Alianza para la Conservación del Oso Andino, señaló que “este enfoque puede ayudar a los administradores de parques a monitorear las poblaciones de osos con el tiempo, detectar amenazas de forma temprana y orientar intervenciones con confianza”.

Expandir el monitoreo

Como parte de los pasos a seguir los investigadores recomiendan expandir el monitoreo hacia el sur de Bolivia, refinar los límites de las unidades de conservación e invertir en estrategias para mitigar los conflictos entre humanos y osos, especialmente en zonas de amortiguamiento fuera de las áreas protegidas.

Actualmente, en coordinación con el Servicio Nacional de Áreas Protegidas (SERNAP) y el Ministerio de Medio Ambiente y Agua, el equipo de investigación, junto con guardaparques de siete áreas protegidas nacionales en Bolivia, está realizando trabajo de campo para un segundo momento de monitoreo, con el fin de comparar los resultados con la línea base establecida en este estudio.

El estudio fue financiado por la Fundación Gordon y Betty Moore, el Fondo de Conservación del Zoológico de Palm Beach y Wildlife Conservation Society (WCS), con permisos otorgados por las autoridades bolivianas de biodiversidad y áreas protegidas.

Fuente: WSC