BIODIVERSIDAD. Su rápida pérdida amenaza el sustento de 3.000 millones de personas, incluidas las comunidades costeras.
Mientras los arrecifes de coral se blanquean, las poblaciones de peces se desploman y las temperaturas del mar baten récords, los líderes mundiales se dirigen a la Costa Azul, no para disfrutar del ocio, sino para celebrar una de las reuniones diplomáticas más urgentes del año. La misión: salvar los océanos.
Cada minuto, una cantidad de plástico equivalente a un camión de basura ingresa en ellos. Más del 60% de los ecosistemas marinos están degradados o se utilizan de forma insostenible. Las poblaciones mundiales de peces dentro de límites biológicos seguros se han desplomado, mientras más de 3.000 millones de personas dependen de la biodiversidad marina para su subsistencia. Para ellos, el océano no es sólo un motor económico, sino un salvavidas.
Por ello, del 9 al 13 de junio, la ciudad costera de Niza acogerá la Tercera Conferencia de las Naciones Unidas sobre los Océanos (UNOC3), una cumbre de alto nivel copresidida por Francia y Costa Rica. Su misión: hacer frente a una creciente emergencia oceánica que, según advierten los científicos, se acerca a un punto de no retorno.
“El océano se enfrenta a una crisis sin precedentes debido al cambio climático, la contaminación por plásticos, la pérdida de ecosistemas y la sobreexplotación de los recursos marinos”, declaró a Li Junhua, un alto funcionario de Naciones Unidas que actúa como Secretario General del evento.
“Esperamos que la conferencia inspire una ambición sin precedentes, asociaciones innovadoras y, tal vez, una sana competencia”, añadió.
¿Una ola de cooperación?
En este escenario, es urgente la cooperación internacional para evitar daños irreversibles. La presión está en marcha. La UNOC3 reúne a líderes mundiales, científicos, activistas y empresarios para hacer frente a la creciente crisis de los océanos.
El objetivo: desencadenar una oleada de compromisos voluntarios, forjar nuevas asociaciones y, si los organizadores lo consiguen, inyectar una dosis muy necesaria de responsabilidad en la lucha contra la degradación marina.
El encuentro debe terminar con la adopción de una declaración política y la presentación del Plan de Acción de Niza sobre los Océanos, un esfuerzo para hacer frente a la magnitud de la crisis, y acelerar las medidas de conservación y uso sostenible de los océanos. El plan debe ser “conciso” y “orientado a la acción”.
Mares que se calientan, arrecifes que se blanquean
La crisis no es una amenaza lejana: está ocurriendo. En abril, la temperatura de la superficie del mar alcanzó su segundo nivel más alto de la historia para ese mes, según el Servicio de Cambio Climático Copernicus de la Unión Europea.
Mientras tanto, se está produciendo la mayor decoloración de corales de la historia, que está arrasando el Caribe, el Océano Índico y partes del Pacífico. Más que un acontecimiento aislado, se trata de un desastre global.
Los arrecifes de coral, que albergan una cuarta parte de todas las especies marinas y sustentan miles de millones en turismo y pesca, están desapareciendo. Su colapso podría desencadenar efectos en cascada sobre la biodiversidad, la seguridad alimentaria y la resistencia al cambio climático.
El daño es aún mayor. El océano sigue absorbiendo más del 90% del exceso de calor procedente de las emisiones de gases de efecto invernadero, un servicio mundial que puede estar llegando a su límite.
“Retos como la contaminación por plásticos, la sobrepesca, la pérdida de biodiversidad, la acidificación de los océanos y el calentamiento están todos relacionados con el cambio climático”, advirtió Li.
Los ecosistemas marinos están profundamente degradados y la situación pueden llegar a un punto de no retorno. © Patrick Webster
Un salvavidas sin fondos
A pesar de su papel vital en la regulación de la vida en la Tierra, produciendo la mitad de nuestro oxígeno y amortiguando los extremos climáticos, el océano tiene una falta de financiación crónica.
El Objetivo de Desarrollo Sostenible número 14, Vida bajo el agua, es el que recibe menos recursos de los 17 objetivos globales de la ONU que los Estados miembros acordaron cumplir para 2030.
El coste estimado para proteger y restaurar los ecosistemas marinos en los próximos cinco años es de 175.000 millones de dólares anuales. “Pero entre 2015 y 2019 se asignaron menos de 10.000 millones de dólares”, dijo Li, señalando la necesidad de que la financiación de los océanos pase del goteo al torrente.
El Plan de Acción de Niza
El tema de la UNOC3, Acelerar la acción y movilizar a todos los agentes para conservar y utilizar sosteniblemente los océanos, refleja el paso de las declaraciones a los resultados.
A lo largo de cinco días, los participantes abordarán las grandes cuestiones: cómo poner freno a la pesca ilegal, reducir la contaminación por plásticos y ampliar las economías azules sostenibles. Se espera que cientos de nuevas promesas se basen en los más de 2000 compromisos voluntarios adquiridos desde la primera cumbre sobre los océanos de 2017.
El Plan de Acción de Niza sobre los Océanos se alineará con el Marco Global para la Biodiversidad de Kunming-Montreal, un acuerdo de 2022 que pide la protección de al menos el 30% de los ecosistemas marinos y terrestres para 2030.
“El proyecto de declaración política, liderado por Australia y Cabo Verde, se centra en la conservación de los océanos y las economías sostenibles basadas en ellos, e incluye medidas concretas para acelerar la acción”, declaró el funcionario de la ONU.

Más del 50% de las especies marinas corren peligro de extinción de aquí a 2100. © Daniel Sly
De París a Niza
El momento elegido para la cumbre es intencionado. Una década después de que el histórico Acuerdo de París estableciera objetivos para limitar el calentamiento global, la UNOC3 está presionando para situar el océano en el centro de la acción climática, no como algo secundario, sino como un campo de batalla en primera línea.
“La UNOC3 aborda la crisis interconectada a la que se enfrentan nuestros océanos”, señaló Li.
La cumbre también pretende ser integradora, destacando voces a menudo marginadas en los foros mundiales, como las de las mujeres, los indígenas, los pescadores y las comunidades costeras.
“Estos grupos son los primeros en sufrir los efectos del cambio climático y la degradación de los océanos”, subrayó Li. “Pero también son líderes y solucionadores de problemas, por lo que hay que darles poder”.
Niza no es sólo un telón de fondo: es parte de la historia. El Mediterráneo se está calentando un 20% más rápido que la media mundial, lo que la convierte en un “punto caliente” climático.
Fuente: ONU Noticias