INFORME. El freno se produce en todas las regiones del mundo. El PNUD advirtió que los objetivos fijados para 2030, pueden demorar décadas.
El desarrollo humano está experimentando una desaceleración sin precedentes, según un nuevo informe del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), que también refleja que las desigualdades entre los países ricos y pobres siguen aumentado, mientras un 70% de la población con un Índice de Desarrollo Humano (IDH) bajo o medio, cree que la inteligencia artificial (IA) podría reavivar el desarrollo humano.
En lugar de experimentar una recuperación sostenida tras el período de crisis excepcionales del 2020-2021, el informe revela un progreso inesperadamente débil. Si exceptuamos esos años de crisis, el escaso avance del desarrollo humano a nivel mundial previsto en el informe de este año, supone el incremento más bajo desde 1990, señala el documento.
El Informe sobre Desarrollo Humano 2025 (disponible en inglés), bajo el título «Un llamado a decidir: personas y posibilidades en la era de la IA”, analiza los avances a partir de un abanico de indicadores que conforman el índice de desarrollo humano (IDH), y que integra logros en los ámbitos educativo y de la salud junto con niveles de ingresos. Las proyecciones para 2024 muestran un estancamiento del IDH en todas las regiones del mundo.
Además, este año pone foco en las posibilidades que ofrece la IA para impulsar el desarrollo humano, donde es vital garantizar el acceso a electricidad e internet, además de generar las capacidades para su manejo.
La Agenda 2030 se aleja
Más allá del alarmante ritmo de desaceleración del desarrollo global, el informe pone de manifiesto que las desigualdades entre los países ricos y pobres siguen aumentado. Las vías tradicionales de desarrollo se ven sometidas a fuertes presiones a nivel global, y ello hace necesario llevar a cabo acciones decididas que alejen al mundo de un prolongado período de estancamiento del progreso.
“Durante décadas nos encaminábamos a vivir en un mundo con un desarrollo humano muy alto en 2030, pero esta desaceleración representa una amenaza muy real para el progreso global”, explicó Achim Steiner, Administrador del PNUD.
“Si el pobre avance de 2024 se convierte en ‘la nueva normalidad’, los objetivos fijados para 2030 podrían demorarse durante décadas, haciendo del planeta un lugar menos seguro, más dividido y más vulnerable a las perturbaciones económicas y ecológicas”, precisó.
Crece la desigualdad
Por cuarto año consecutivo, según el informe, se observa un aumento continuado de la desigualdad entre los países con un IDH bajo y los de IDH muy alto. Esto invierte una tendencia de muchos años que mostraba una reducción en las desigualdades entre los países ricos y pobres.
Los retos que plantea el desarrollo para los países con los valores de IDH más bajos son especialmente serios y se ven agravados por las crecientes tensiones comerciales, el empeoramiento de la crisis de la deuda y el surgimiento de una industrialización sin creación de empleos.
“En medio de esta agitación global debemos explorar de manera urgente nuevas fórmulas para impulsar el desarrollo”, destacó Steiner.
“Ante el rápido avance de la IA en tantos y tantos ámbitos de nuestras vidas, es preciso considerar su potencial para el desarrollo. Casi cada día surgen nuevas capacidades y, si bien la IA no es ninguna panacea, las elecciones que hagamos encierran el potencial de reavivar el desarrollo humano y abrir el camino a nuevas vías y posibilidades”, señaló.
La IA y las expectativas
El informe contiene los resultados de una nueva encuesta que indica que la ciudadanía tiene expectativas realistas y que, al mismo tiempo, se muestra esperanzada respecto a los cambios que puede traer la IA.
La mitad de las personas encuestadas en todo el mundo piensa que sus empleos pueden automatizarse. Una proporción aún mayor -seis de cada diez- cree que la IA tendrá un impacto positivo en su trabajo y que creará oportunidades laborales que quizás ni siquiera existen en estos momentos.
Solo el 13 % de las personas encuestadas teme que la IA pueda destruir empleos. Por el contrario, en los países con un valor de IDH bajo y medio, el 70 % espera que la IA aumente su productividad, y dos terceras partes creen que utilizarán la IA en la educación, la salud o el trabajo durante el próximo año.
El informe hace un llamado a utilizar la IA con un enfoque centrado en las personas, algo que puede llegar a reconfigurar fundamentalmente los enfoques de desarrollo. Los resultados de la encuesta indican que la ciudadanía mundial está lista para esta clase de «reinicio».
Tres áreas críticas
- Construir una economía en la que las personas y la IA colaboren en lugar de competir
- Integrar la capacidad de actuación humana en todo el ciclo vital de la IA, desde el diseño hasta su aplicación
- Modernizar los sistemas educativos y de salud para que respondan a las necesidades del siglo XXI
La democratización de la IA ya está en marcha. Cerca de una de cada cinco personas encuestadas, declara utilizar la IA en la actualidad, y dos terceras partes de las personas entrevistadas de países con un desarrollo humano más bajo esperan usar la IA en la educación, la salud o el trabajo durante el próximo año.
Esto hace que cerrar las brechas en el acceso a la electricidad y a Internet sea más urgente que nunca para evitar que nadie quede excluido de las nuevas posibilidades que están aflorando. Ahora bien, el acceso por sí solo no basta; otra brecha real dependerá de la eficacia con que la IA complemente y amplíe lo que hacen las personas.
«Las decisiones que tomemos en los próximos años definirán el legado de esta transición tecnológica para el desarrollo humano”, señaló Pedro Conceição, director de la Oficina del Informe sobre Desarrollo Humano del PNUD.
«Con las políticas adecuadas y el foco en las personas, la IA encierra el potencial de servir de puente hacia nuevos conocimientos, habilidades e ideas capaces de empoderar a todos, desde agricultores hasta pequeños empresarios”, agregó Conceição.