Bolivia es un país megadiverso” y “Bolivia se encuentra entre los países más megadiversos a nivel mundial”, son dos frases que inician muchos artículos científicos, libros, notas y sitios web. Pues, alrededor de 3.000 especies de vertebrados, 16.000 especies de plantas vasculares, y la diversidad cultural y genética que habitan en el país respaldan estas afirmaciones.
Cada 22 de mayo, recordamos el Día de la Biodiversidad establecido por la Asamblea General de las Naciones Unidas en 2000, con el objetivo de fomentar la importancia de la biodiversidad e incidir en la necesidad de cuidarla y preservarla para futuras generaciones. Desde la provisión de alimentos, agua, medicinas, materiales, almacenamiento de carbono, y control de temperatura, son algunos de los beneficios que nos brinda su protección. Esta fecha nos invita a valorizar las dos frases y las cifras citadas en el inicio de esta columna, y a la vez nos invita a reflexionar sobre las acciones que realizamos día a día para mantenerlas.
Hasta hace unos años nuestro país se posicionaba no solo como uno de los países más megadiversos, sino también como uno con mayores cifras de deforestación según la plataforma Global Forest Watch 2022. Alcanzando en ese año las 428.908 hectáreas desforestadas (Fundación Amigos de la Naturaleza 2023), y con estas cifras se suman los acontecimientos ambientales de los últimos años, que ponen en riesgo el hábitat natural de muchas especies de plantas endémicas del país, si tomamos en cuenta que en el país se conocen aproximadamente 2600 especies endémicas.
Si bien esta fecha es casi imposible no acompañarla de cifras alarmantes y negativas que hacen un llamado de conciencia a la sociedad, también es esa invitación a celebrar que hay un gran esfuerzo y trabajo en la conservación, como el descubrimiento de nuevas especies para la ciencia, como lo fue el año pasado con la especie Ceiba camba (Toborochi), el desarrollo de herramientas para el monitoreo de los bosques, estrategias para mejorar los medios de vida de comunidades locales, para la reducción de riesgo de incendios forestales y la conservación de la biodiversidad en general.
De esta manera quiero finalizar esta columna, resaltando el trabajo silencioso y constante que día a día se realiza para frenar esas cifras alarmantes y que gracias a los esfuerzos aún posicionan a Bolivia entre los países más megadiversos a nivel mundial.